¡Ya hemos estrenado nuestro Librassic Park 2: La relatividad del tiempo! Se nos ha pasado volando, no acabamos de entender cómo pasa tan rápido el tiempo; apenas ayer, estábamos hilvanando ideas y fantasías para urdir este proyecto, apenas mañana, ya estará finiquitado.  Afortunadamente, entre ensayo y ensayo, el señor Einstein nos ilustra un poco. Igual que ilustra a los alumnos y alumnas que acuden al espectáculo, y que en un silencio sorprendente, casi emocionante, escuchan durante varios minutos al sabio alemán disertando sobre la teoría de la relatividad. Lo que ocurre es que su aureola casi divina se desvanece cuando toma la palabra su primera esposa, Mileva Maric, y pone los puntos sobre las íes en cuanto a la bonhomía de Albert, e incluso, en cuanto a la paternidad de sus teorías. En definitiva, como dice Fernando Lalana, en su alocución, que los chavales y chavalas escuchan con la misma atención con la que escuchan a Einstein: los héroes de una pieza, perfectos e intachables, son cosas de la literatura del pasado. El presente es más complejo, con más aristas y ángulos, y por lo tanto, con sorpresas inesperadas. Y parece que tanto Einstein como el papa Luna, los dos protas del espectáculo, tenían muchas cosas que ocultar…