Todo lo bueno se acaba, y también esta gira de nuestro espectáculo Librassic Park, el ADN de los libros, que nos ha deparado afortunadamente muchas alegrías y parabienes. El miércoles la cerramos en Casetas, en el IES Ángel Sanz Briz; increíble héroe aragonés al que tuvimos la oportunidad y la responsabilidad, curiosamente, de encarnar el pasado 1 de noviembre, en el espacio dedicado a su memoria en el Cementerio de Zaragoza. Pero íbamos bien preparados; pues estábamos ensayando el papel de don Quite desde primeros de octubre, y esa experiencia nos valió de mucho; pues Ángel Sanz Briz es un Quijote contemporáneo como pocos puede haber habido.

Agradecemos aquí el auspicio de las ayudas económicas de Zaragoza Cultural; el trabajo de coordinación concienzudo y eficaz del departamento de Bibliotecas del Ayuntamiento, representado en primera persona por Pilar Bordonaba; el amor a los libros y a los jóvenes lectores que derrochan todas y cada una de las bibliotecarias con las que hemos tenido el gusto de trabajar estos dos últimos meses; y la pasión y la amistad de Albano Hernández, que se implicó en este proyecto un tanto enloquecido desde el primer minuto, creyendo en él casi tanto como nosotros mismos. Sin estas personas e instituciones, seguramente, nunca se podría haber materializado un encuentro tan extraño y fecundo como el encuentro de un personaje inmortal, don Quijote de la Mancha, y un escritor que va camino de la inmortalidad, Fernando Lalana. Nos cuesta expresar con palabras el privilegio que sentimos al haber conspirado con la suficiente perseverancia para haber propiciado estos encuentros en la tercera fase.

Pero en el ADN de los libros está perdurar. Así que sabemos que nuestro experimento tendrá continuidad en el futuro. ¡Volveremos a abrir nuestro Librassic Park a otros centenares de alumnos y alumnas aragoneses, seguro!